Teorías de las unidades funcionales por luria
Teoría Dinámica
En concordancia con la teoría sociocultural del desarrollo, era imprescindible formular una teoría flexible que deje espacio a la posibilidad de la maduración de las funciones psicológicas por el influjo de la historia y la cultura. Una posición de esta envergadura no podía concebir la idea de un mapa estático de los centros cerebrales (localizacionismo), sino que debía ser dinámico e integrador. Según Vigotsky la estructuración sistémica y significativa de las funciones psicológicas en el cerebro humano debe partir del reconocimiento de tres postulados:
- La mutabilidad de los enlaces y relaciones interfuncionales entre las diferentes zonas de la corteza cerebral.
- La formación de sistemas dinámicos y complejos que integran una serie de funciones elementales, y
- El reflejo generalizado de la realidad en la conciencia.
Debido a que Vigotsky muere a temprana edad, Luria lleva adelante las ideas de Vigotsky, mediante la fundación de un nuevo campo de estudio: la Neuropsicología.
Luria: La Neuropsicología es una rama del conocimiento científico que tiene como objetivo estudiar mecanismos cerebrales de las diversas formas de actividad psíquica, y las regularidades de sus alteraciones, especialmente en los pacientes con lesiones locales del cerebro.
Mecanismos cerebrales
- Primera unidad funcional
- Segunda unidad funcional
- Tercera unidad funcional
Primera Unidad Funcional
Regulación del tono y vigilia: Tiene como base neuronal la formación reticular; una estructura nerviosa que fue descubierta en 1949 por Magoun y Moruzzi. La formación reticular se encuentra localizada en el tronco encefálico y conjuga las vías del sistema reticular ascendente y del sistema reticular descendente.
La formación reticular
Permite que el cerebro mantenga sus niveles óptimos de funcionamiento a través de sus secciones activadoras y de sus secciones inhibidoras. Estas dos secciones constituyen un sistema funcional que regula el tono cortical, es decir, que controla el paso del estado de sueño al de vigilia, y viceversa. La importancia de esta primera unidad funcional, radica en el hecho de que favorece la activación y orientación de la atención, mediante la focalización de la conciencia. Sin su intervención, el procesamiento de la información y la activación de los mecanismos cerebrales que regulan el aprendizaje serían imposibles, ya que no es posible aprender si primero no se pone atención en el objeto de aprendizaje.
Luria (1988) distingue tres fuentes principales de activación:
- Procesos metabólicos internos que tienen un carácter innato e instintivo (Ejemplo, la conducta sexual y la conducta alimentaria).
- Estímulos del mundo exterior que actúan como un reflejo de orientación ante los fenómenos circundantes.
- Conducta programada que se ejecuta para la consecución de metas, con la íntima participación
del lenguaje. (exclusiva del hombre, capaz de autorregular su conducta de manera consciente).
Segunda Unidad Funcional de Luria
Constituida por las estructuras corticales de los lóbulo occipitales, parietales y temporales de los hemisferios cerebrales. Se distingue por tres propiedades características: La organización jerárquica de sus estructuras La alta especificidad modal de las neuronas que la componen La lateralización progresiva de las funciones a las que se encuentra vinculada.
Áreas de la corteza que receptan, codifican y almacenan la información; para lo cual engranan diversas estructuras que se hallan subdivididas en:
- Áreas primarias o de proyección, donde la información es recibida
- Áreas secundarias o de asociación, donde la información es sintetizada
- Áreas terciarias o de superposición, donde la información es integrada y sintetizada para luego ser procesada como actividad cognoscitiva.
Zonas de la corteza
Áreas Primarias :También conocidas como zonas de proyección, se encuentran compuestas por neuronas de la IV capa de la corteza cerebral, que están especialmente diseñadas para recibir los estímulos provenientes de los órganos de los sentidos. Cada sentido es un órgano analizador (ojos, oídos, piel, lengua y nariz) de los estímulos que envía información química o física transformada en impulsos nerviosos hacia el cerebro. Los lóbulos cerebrales se especializan funcionalmente, de modo que la información visual llega a los lóbulos occipitales, la información auditiva es captada por los lóbulos temporales y la información sensorial del cuerpo es recibida por los lóbulos parietales. Con respecto a la información gustativa y olfativa, esta es recogida por zonas reducidas de la corteza que se encuentran en el lóbulo temporal y la zona orbito-basal del lóbulo frontal, respectivamente.
Áreas Secundarias Éstas áreas, conocidas también como zonas de asociación, fueron consideradas por mucho tiempo como zonas silenciosas o mudas, porque a diferencia de las áreas primarias, la corteza asociativa no mantiene una especificidad modal para cada tipo de información sensorial, de modo que no era posible determinar sus características funcionales de forma precisa. Desde las últimas décadas empero, se sabe que las áreas de asociación cumplen funciones multimodales de importancia para el.
Áreas Terciarias: Se superponen a las áreas de asociación, para realizar funciones de integración que permiten trabajar concertadamente a distintos grupos de neuronas. Estas zonas de superposición participan como centros neurales de la organización espacial en donde la información sensorial es transformada en estructuras simbólicas u operaciones con significados verbales con las que se puede generar relaciones abstractas que requieren de un procesamiento complejo.
Si comparamos los cerebros de distintos animales con un cerebro humano, se puede apreciar que en el hombre las zonas de asociación triplican en espacio a las especies animales como ratas, gatos y monos. La diversificación de la conducta a través del aprendizaje se relaciona con este hecho, ya que a medida que se avanza en la escala filogenética, la conducta se circunscribe cada vez menos a los instintos, para tornarse más plástica y susceptible de ser modificada por la experiencia.
Tercera Unidad Funcional de Luria
Consta de los lóbulos frontales y las estructuras prefrontales bilaterales de la corteza cerebral. Estas áreas permiten la formación de planes y secuencias de acciones que autorregulan la conducta humana por medio del lenguaje, verificando sus resultados orientados hacia metas de carácter racional; para lo cual integran funciones de abstracción, interrelación y retroalimentación de la información.
La tercera unidad funcional, cumple funciones específicamente humanas que por la amplitud de sus manifestaciones, podemos decir, constituye la base neurobiológica de la personalidad: de los modos de ser, de pensar, de actuar y de aprender.
Las estructuras frontales de proyección cumplen funciones motoras que programan la ejecución de la conducta humana de manera voluntaria y consciente.
Las zonas prefrontales en cambio categorizan la información a través de la formación de conceptos. Esta categorización de conceptos no es otra cosa que el pensamiento, y a través de él se planifican las acciones y se integran los procesos de regulación cognitiva, diferenciando los estímulos relevantes de los irrelevantes para la focalización de la atención y la solución de problemas. Dado que los lóbulos prefrontales tienen conexiones con el sistema límbico, también intervienen en la regulación de la respuesta emocional, la motivación y la conducta social.
El aprendizaje conjuga a través de sus mecanismos cerebrales, una diversidad de procesos neuronales que tomando como punto de partida la formación de conexiones temporales, organiza sus estructuras como un todo funcional, donde cada elemento aporta sus funciones específicas a un sistema neuronal determinado. Asimismo se distinguen tres sistemas cerebrales que procesan la información, cada uno como una unidad funcional particular.
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